Habiendo asistido recientemente a unos de los exámenes
de grado realizados por la Federación Madrileña de Karate, en calidad de
aspirante y de uke, he tenido la oportunidad de pasar una jornada completa en
compañía de gran cantidad de Karatekas, de estilos y formas de ver el Karate
muy diferentes.
Practicantes de Shito Ryu, Shotokan, Uechi Ryu, Goju
Ryu e incluso Wado Ryu, competidores, tradicionalistas y pragmáticos nos dimos
cita ayer con un objetivo en común: Realizar un buen examen y alcanzar el
siguiente grado que acredite el esfuerzo que depositamos cada día en el Karate.
Fué un buen día, al menos para mí, mi uke y para
aquellos que conocía o tuve la suerte de conocer, pues si bien no todos los
aspirantes, una gran mayoría conseguimos alcanzar nuestro objetivo.
El cinturón negro, o Kuro Obi siempre ha simbolizado
la destreza, la maestría, es todo cuanto ansia cada nuevo karateka que entra
por la puerta de cualquier gimnasio, que mira con ilusión y respeto a los más
veteranos de la clase, aquellos que han conseguido la cinta negra, y sueña con
el día en que pueda llevarla en su cintura.
Si bien esto es un ideal muy poderoso, no es muy
realista, pues todos hemos admirado a los cinturones negros cuando éramos
novatos pero con el tiempo descubrimos que no hay que estar hecho de una pasta
especial para ser digno de la cinta, realmente hoy en día, cualquiera puede
llegar a serlo con un mínimo de constancia y esfuerzo.
La verdadera enseñanza del cinturón negro, radica en
que no es la meta, sino el comienzo, y esto es algo que sólo se comprende una
vez alcanzado este punto.
El camino del Karateka es similar al de una cría de
salmón. Al igual que el karateka desde la primera vez que entra en el Dojo
enfoca todos sus esfuerzos en obtener la meta, el Kuro Obi, la cría de salmón
que nace en lo alto del río vuelca su energía para llegar a la
desembocadura.
Pero una vez que el pequeño salmón llega a la
desembocadura del río, comprende que no es la meta, sino el comienzo, que
dispone ante él de todo el vasto e inmenso mar.
Sólo me queda dar mi enhorabuena a todos aquellos que
obtuvieron el Kuro Obi, pues tenéis ante vosotros el océano del Karate,
dispuesto a que exploréis cada uno de sus rincones.
Muy bueno..¡¡
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