Citus, Altius, Fortius.
Más rápido, más alto, más fuerte.
Este es el lema olímpico que ejemplifica a la perfección el espíritu de superación.
Parece ser bastante acorde con la esencia de nuestro arte marcial ¿no? Entonces...
¿Por que tanto revuelo con la inclusión del karate en este espectáculo deportivo?
Replanteémonos el concepto de competición.
Para que exista competición debe haber como mínimo 2 individuos bajo un sistema de reglas determinado, y mediante la aplicación de estas reglas, uno o varios jueces determinarán cuál de estos competidores es superior al otro.
¿Encaja esto con la idiosincrasia de nuestro Karate?
Rotundamente no, al menos no de mi Karate, pues en el entrenamiento de la lucha, defensa personal, autodefensa, como queráis llamarlo, no hay competidores, hay agresor y agredido, no hay reglas y no hay jueces.
El olimpismo no es mas que la cumbre de todo el proceso deportivo que ha rodeado al Karate desde que se extendió por las universidades de Japón en los años 30 hasta la actualidad y que ha concentrado la totalidad de los esfuerzos económicos y divulgativos de la World Karate Federation y federaciones nacionales de todo el mundo.
Se ha querido hacer de una pequeñísima parte del Karate un todo, hasta el extremo de que encontramos mayoría de gimnasios que enseñan únicamente la faceta deportiva.
¿Cuáles son los motivos detrás de las decisiones que nos han llevado hasta aquí?
Fundamentalmente, económicas.
El deporte recibe ayudas y subvenciones por parte de los estados, ayudas de las que se nutren las federaciones, el olimpismo significa un aumento considerable de dichas ayudas, y si nos dan mas dinero pues nos ponemos petos, cascos, guantillas de colores y karateguis de lunares si hace falta.
Que nadie me malinterprete, no estoy en contra de la competición, me parece correcto realizar unos eventos bajo reglas, es más es una manera de mantener a la juventud (que no enganchar, porque no conozco a un sólo karateka que haya empezado a entrenar porque le gustó una competición), el problema viene cuando nos centramos en esa parte que debería ser un pequeño pedazo.
Pero nosotros sólo podemos entrenar cada día, conservar la base original, investigar y avanzar por el camino correcto y poco a poco llegar a mas gente que vea en nuestro trabajo la autenticidad del Karate.
Embarcarse en una cruzada anti-olimpismo solo puede tener consecuencias negativas para toda la comunidad marcial, y ya se están dedicando desde los organismos superiores del COI de reafirmar lo que algunos mantenemos, que el Karate no se merece llegar a las olimpiadas.
Se merece mucho más.