Animado por este artículo cuyo autor merece mi respeto y mi aprecio, a pesar de que no nos conozcamos personalmente, y por todas las discusiones que se han generado en torno al tema del Karate japonés, concretamente Shotokan, y la tradición del karate, me he dispuesto a escribir este artículo, que quizá no sea del agrado de todos, especialmente practicantes de Karate Japonés, pero que voy a intentar llevar con total respeto e intentando no faltar nunca a la verdad, que en el fondo es la cuestión que trata este artículo.
También me gustaría recalcar que en ningún momento me refiero a tradicional como algo superior al deportivo, ni viceversa, son dos enfoques distintos, sólo busco que cada cosa se llame por su nombre.
Existen numerosos estilos de Karate japonés, entre los que se destacan el Shotokan, Shotokai, el Wado Ryu, el Shito Ryu y el Goju Kai, la rama japonesa del Goju Ryu, sin olvidarnos del Kyokushinkai, que dejaremos un poco de lado al ser las circunstancias que lo envuelven un tanto diferentes a las de los demás estilos.
Todos estos estilos de Karate se desarrollaron en Japón, tras la llegada de los maestros okinawenses que comenzaron a esparcir su arte por todo el país, sobre los años 30 del siglo pasado, en una época en la cual Japón se encontraba en plena explosión del Budo, con la formalizacion del Judo y el Kendo y la obsesión que provocaron de modernizar mediante la competicion deportiva los sistemas de artes marciales japoneses, de cientos de años de antigüedad.
En Japón se creía que las artes marciales debían adaptarse a la sociedad en la que se desenvolvían, y en la incipiente sociedad modernizada japonesa, no había lugar para la defensa personal, es un país civilizado en el que no te hace falta saberte defender, pues nadie te va a atacar, en contraposición completa a la antigua sociedad en la que estos conocimientos eran vitales y los guerreros constituían unas de las figuras mas respetadas.
De esta forma, ante la no necesidad de la defensa personal, las artes marciales debían evolucionar, y adaptarse al nuevo contexto. La solución encontrada fué la competición, una manera civilizada de que dos personas se batieran en duelo y demostraran sus capacidades venciendo al oponente de forma que no implicara la muerte o lesiones graves.
Así surgieron el Kendo y el Judo, tomando las técnicas menos peligrosas de las artes de las que proceden, y aplicandolas en un escenario controlado con uno o varios jueces que sentencien un ganador.
Funakoshi era consciente de todo esto, y sabía que si no promovía una versión deportiva del Karate, los japoneses no tendrían gran interés en su arte, por lo que se adoptó la vestimenta del Judo, y un reglamento de competición de duelo similar al del Kendo.
Por supuesto que también se simplificó el arte del Karate, eliminando la mayoria de técnicas de derribo y luxación (para no entrar en conflicto con el Judo o JuJutsu) haciendo total hincapié en las técnicas del golpeo tanto ofensivas como defensivas.
Otras adaptaciones que sufrió el Shorin Ryu de Funakoshi antes de denominarse Shotokan fueron la simplificación de los Katas para hacerlos accesibles a todos, y el cambio de nombre de los mismos, del okinawense al japonés.
Una vez puestos en antecedentes, comprendemos que el Shotokan, incluso el entrenado por Funakoshi hijo en los años 30, es en sí mismo una versión deportiva del Shorin Ryu original, que no atiende a cuestiones como la defensa personal porque no tuvo contacto con esa realidad, cuando el Karate llegó a Japón cuando lo que Japón quería era deporte. Al igual que en el Shotokan, el resto de estilos japoneses de Karate sufrieron la misma deportivización y simplificación del estilo original, sumado a la inclusión del llamado "Do" que aglutina variedad de creencias japonesas como el código del Bushi o el Shintoísmo, que llegaron a transformar el Karate en una meditación trascendental y un ejercicio físico y "espiritual", intentando alcanzar la perfección de la técnica mediante repeticion constante de secuencias de Kihon y Katas, sin preocuparse por como o en que situaciones es posible aplicarlas.
No hay que engañarse, el Karate que se practicaba en Japón en esa época era duro, mucho más duro que ahora, espoleado por el ideal del Ikken Hihatsu o "un golpe, un muerto" cuyo origen se encuentra en el arte de la espada, los Karatekas japoneses se especializaron en dar golpes extremadamente contudentes.
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Antigua competición de Kumite |
Llegamos a la época actual, donde éste Karate deportivo que se practicaba sin protecciones y con contacto, y mostrando una gran fuerza en las técnicas de Kihon y Kata, ha evolucionado a su vez, dando origen al Karate deportivo actual, donde se cuida la estética de la técnica más que la fuerza, y el combate es una versión descafeinada de esa antigua competición, con protecciones excesivas hasta un punto absurdo y unas reglas de contacto totalmente restrictivas, donde en algunos casos rozar al oponente es motivo de sanción.
Como contraposición a este Karate blando y cosmético se han hecho fuertes las asociaciones o grupos de entrenamiento, fundamentalmente del estilo Shotokan, que revindican la fuerza perdida, el potente kihon, y el combate deportivo con cierto contacto que existía antes, denominándose a si mismas, escuelas y asociaciones de Karate tradicional, refiriendose a que sus métodos son similares a los que existían en los primeros años del Karate en el pais nipon.
Es en este punto donde doy un golpe encima de la mesa y digo, ¡No! este Karate no es Karate tradicional, es Karate deportivo, antiguo, pero igualmente deportivo, pues tiene todos los aspectos que copan la definición del deporte, y que el mismo Funakoshi aceptó e introdujo en el arte que enseñó.
Es Karate deportivo cuya base es la famosa clave de las tres "K" Kihon, Kata y Kumite.
El Karate tradicional es el Karate Okinawense preocupado por la defensa personal y la efectividad de sus técnicas antes que por su estética, en donde se endurece el cuerpo y se fortalece cada músculo con ejercicios especialmente diseñados, en donde se utiliza el Kata como mera fuente de recursos y técnicas aplicables a un combate sin reglas, y no como un ejercicio gimnástico-espiritual.